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Tipos de Copas
17/07/2015
El tipo de cristal, la forma, el tamaño o la
comodidad en el manejo de la copa; todo está pensado para mejorar la percepción
de los aromas, los colores y los matices de sabor. Para probar un vino hay que
poner en funcionamiento los cinco sentidos, pero es fundamental contar con una
buena copa, cuya forma influirá en el aroma y en el disfrute del caldo.
Características imprescindibles:
- El cristal debe ser soplado y sin tallar, para
que sea fino y transparente. Así permitirá apreciar el color del vino, su
brillo y, en el caso de los espumosos, las burbujas.
- El diámetro de la boca debe ser inferior al de
su parte más ancha, para orientar los aromas apropiadamente.
- El tamaño de la copa incide en los aromas
mediante su mayor o menor aireación, difusión o concentración, y el diámetro y
grosor del borde se diseñará para dirigir específicamente el líquido a la zona
más adecuada del paladar y la lengua, dependiendo del tipo de vino.
- La copa debe ser alta y fina, para que pueda
sujetarse con facilidad y siempre debe cogerse por la parte más fina o bien por
la base para no ensuciar el cristal ni aumentar la temperatura del vino en
contacto con las manos.
- Su capacidad debe ser superior a los 210
mililitros, y como máximo debe llenarse entre un cuarto y un tercio de su
capacidad. Así, se podrá observar sin problemas el ribete del vino y agitar
éste en la fase olfativa, sin peligro de que se derrame.
Copas para vinos tintos
Aunque existen muchas variedades, las más
utilizadas son la Borgoña y la Burdeos. En el caso español también es muy
conocida la tempranillo.
- Borgoña. Se trata de un recipiente de gran volumen y boca ancha, tiene el borde
superior ligeramente acampanado para realzar los sabores y dirigir el líquido a
la punta de la lengua. Su forma de balón la hace ideal para vinos que necesitan
una buena oxigenación.
- Burdeos. Con cáliz más alto, está diseñada para
destacar las características únicas de estos vinos franceses. Su amplitud
proporciona un desarrollo del bouquet completo y su forma permite que el vino
destaque su dulzura y resalte sus aspectos frutales, restando fuerza a la
amargura de los taninos.
- Tempranillo. Recuerda bastante al modelo
anterior, pero es ideal para la degustación de este tipo de variedad.
Copas para vinos blancos
La copa suele ser más pequeña que la de tinto,
principalmente para que se sirvan cantidades menores y evitar que se caliente
el contenido, ya que debe tomarse fresco.
- Para vinos blancos: Quizás la más conocida sea
la Chardonnay, del mismo nombre que la casta de uva. Se trata de una copa ideal
para degustar vinos blancos con crianza y buen cuerpo.
- Para vinos de Jerez o generosos: lo ideal es el
catavinos jerezano, corto y estrecho. Es adecuado para la manzanilla o el fino,
aunque no permite que toda la intensidad aromática de algunos vinos se
manifieste con amplitud.
- Para los espumosos: la copa tipo flauta es la
que más se emplea, ya que permite observar el rápido ascenso de las burbujas.
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