La cata, procedente de la bodega tomellosera Viña Ruda, ha querido mostrar en el Casino Gran Vía de Madrid las últimas tendencias en enología del siglo XXI.
Tecnología de vanguardia unida a unos cimientos y valores basados en la tradición hacen de Viña Ruda el perfecto espacio vinícola del s. XXI. 7000 m2 y 15 hectáreas de viñedo son el escenario de un trazado bodeguero en el que destacar las variedades de tempranillo, syrah y airén. Se trata de una bodega que apuesta por vinos que destilan libertad, atrevimiento y calidad en pleno centro de la capital.
De la mano del enólogo Juan Antonio Delgado y del Casino Gran Vía de Madrid, uno de los edificios más emblemáticos de la capital, la bodega Viña Ruda, cuyos orígenes se encuentran en la localidad de Tomelloso, ha presentado la mejor muestra de sus vinos, caracterizados por estar a la vanguardia de la enología. 7000 m2 y 15 hectáreas de viñedo hacen de esta bodega la perfecta unión de métodos tradicionales de elaboración y enología del siglo XXI.
La presentación y la cata ha contado con algunos de sus productos embotellados más conocidos como los blancos Ruda Casual, Ruda Fermentado en Barrica y, los tintos R2 o Ruda Cardinal. Se trata de una gran selección de vinos donde la textura y el sabor son la tónica dominante. Junto a una importante proyección internacional se le une un cuidado diseño, original e innovador.
Su presentación en Madrid ha servido para reiterar, una vez más, la apuesta que realiza esta casa por un proyecto fresco y atrevido. En palabras de Ramón González, Gerente de Viña Ruda: “En nuestra Bodega se funden el futuro y el pasado, para crear un presente sorprendente que, al igual que nuestros vinos, te atrapa para siempre.”
Los valores en los que se cimienta Viña Ruda son los de un proyecto gestado por un grupo de profesionales en el que se han expresado sus propias vivencias con el mundo del vino donde las experiencias sensoriales materializan un producto cargado de experiencias sensoriales. En su trazado se ha tratado de mantener el máximo respeto hacia el medioambiente, tanto en el viñedo como en la bodega. La mayoría están plantadas con las variedades de tempranillo, syrah y airén que consiguen un producto altamente aromático y delicado al paladar.
Se ha tratado de un encuentro con el mundo vitivinícola en el que los vinos blancos han aportado unos aromas que invitan a soñar con el paraíso y los tintos han añadido el estilo, la elegancia y la personalidad.