Como pauta principal para cualquier tipo de vino la
temperatura de conservación debe ser 2-3 grados inferior a la de consumo, ya
que nada más sacarlo del lugar de conservación el vino gana esta temperatura al
ser servido.
Como regla general
serviremos:
- Blancos
Jóvenes y Cavas: 5-7 grados
- Blancos con
crianza: 9 – 11 grados
- Rosados: 7 –
9 grados
- Tintos
Jóvenes: 13 – 15 grados
- Tintos
Crianza: 15 – 17 grados
- Tintos
Reserva: 17 – 18 grados
- P.X.: 12 –
15 grados
- Mistela: 5 –
7 grados
Esta temperatura se puede variar también dependiendo si
quieres enmascarar algún punto débil que pueda tener el vino.
- A más alta
temperatura:
- Mayor
percepción alcohol
- Mayor
percepción azúcar
- Mayor
percepción acidez
- Aumento
intensidad de aromas
- Aumento
intensidad del carbónico
- A más baja:
- Mayor
percepción taninos
- Mayor
percepción amargos