La buena conservación de un Vino es fundamental para su
disfrute. Lo ideal es tener un armario específico para este cometido, con
graduación de temperatura y humedad, aunque pueden resultar un poco caros. En
cualquier caso, deben tenerse en unas condiciones estables de temperatura, en
oscuridad y sin ruidos. No se deben mover de sitio sin motivo y deben
mantenerse en posición horizontal. Si no tiene capacidad para guardar muchas
botellas, es mejor que las compre de modo sucesivo para que no se le estropeen.
Las nociones básicas para conservar los vinos son:
- Debemos
situar las botellas en posición horizontal para que el vino siempre esté en
contacto con el corcho, evitando que se seque y que una cantidad exagerada de
oxígeno penetre matando los aromas y oxidando el vino.
- Debemos ser
cuidadosos con los cambios bruscos de temperatura que alteren la tranquilidad
del caldo.
- Se ha de
escoger un lugar oscuro con cierto grado de humedad y alejado de focos de
olores. El peor sitio para conservar el vino es probablemente la cocina. Suele
hacer demasiado calor para el vino. Y la nevera tampoco es una buena opción:
incluso al nivel más bajo, es demasiado fría para conservar vino.
- En el caso
de los blancos, rosados y los cavas sería adecuado mantenerlos en posición
vertical, en un sitio donde menos alteraciones de temperatura y olores
tengamos.
Una deficiente conservación o almacenaje puede provocar
distintos defectos en el vino llegando incluso a su total deterioro.
- Exceso de
calor: Maduración precoz; Alteración del color y del corcho
- Exceso de
frío: Depósitos en el fondo
- Falta de
humedad: Resecado del corcho
- Exceso de
humedad: Aparición de hongos
- Exceso de
luz: Sabor a oxido (modificación de color y aroma)
- Ruidos y
vibraciones: Fatiga del vino (cambios organolépticos)
- Deficiente
aireación: Olores no deseados